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La CE incentiva las importaciones de mandarinas

Sudáfrica prevé producir 600.000 toneladas más de mandarinas que en cinco años desplazarán del mercado las 300.000 tn de variedades tempranas europeas

AVA-ASAJA denuncia la incoherencia de la CE al proclamar una PAC más verde y el Green New Deal mientras incentiva importaciones que sustituyen la producción citrícola europea

Valencia, 24 de febrero de 2020. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia “la incoherencia y la hipocresía” de la Comisión Europea al proclamar una Política Agrícola Común (PAC) más verde y el Green New Deal mientras, al mismo tiempo, incentiva el incremento de las importaciones de cítricos procedentes de países terceros que sustituyen y desplazan del mercado comunitario la producción europea.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, denuncia que “para Bruselas una cosa son las palabras en defensa del medio ambiente y otra radicalmente distinta son los hechos en forma de acuerdos comerciales donde, de repente, parece que ya no le importa la huella de carbono que entrañan las importaciones venidas desde miles de kilómetros, el uso de productos fitosanitarios que prohíbe a los productores europeos pero consiente a los envíos foráneos, o el despoblamiento de la Europa rural. Su política en materia alimentaria no solo es suicida, sino también un absoluto contrasentido que no se sostiene en lo más mínimo”.

De este modo responde la organización agraria a la afirmación formulada por el ejecutivo comunitario de que la crisis citrícola estaría motivada por las carencias estructurales del propio sector productor de España y en ningún caso por el impacto comercial y el riesgo fitosanitario que provocan las importaciones de cítricos originarios de países terceros, principalmente las mandarinas de Sudáfrica en la primera mitad de la campaña europea (de septiembre a diciembre) y las naranjas de Egipto en la segunda mitad (de diciembre a junio). En lugar de tomar medidas, Bruselas se limita a recomendar mejoras en las organizaciones de productores (OPs) y en las estrategias de coordinación dentro del propio sector.

Sudáfrica ha plantado en los últimos años más de 23 millones de plantas y las previsiones más objetivas apuntan a que en cinco temporadas podrá introducir en la Unión Europea unas 600.000 toneladas de mandarinas tardías durante el inicio de la campaña citrícola comunitaria. Este volumen al alza tendrá un efecto demoledor sobre las 300.000 toneladas de variedades extratempranas y tempranas que se cultivan actualmente en España. “Sudáfrica todavía no es el gran problema de nuestra citricultura, pero con estos datos es evidente que, si Bruselas no lo impide, la sobreoferta y el desplazamiento de la producción local no solo se producirá de una forma drástica sino también irreversible”, agrega Aguado.

Por su parte, Egipto está llevando a cabo un ambicioso plan para ampliar la superficie dedicada al cultivo de naranjas y convertirse en la principal potencia productora en la cuenca mediterránea. Dicha ampliación, sin embargo, carece de registros oficiales y, por tanto, se desconoce hasta qué punto crecerá su producción en los próximos años y ocasionará un daño comercial a los cítricos europeos comercializados simultáneamente.

Además del impacto sobre los precios en origen, AVA-ASAJA alerta del grave riesgo fitosanitario que entraña la entrada a Europa de los cítricos procedentes de terceros países. Precisamente Sudáfrica encabeza el ranking de interceptaciones de cargamentos citrícolas en los puertos de la UE contaminados con plagas y enfermedades, con un total de 34 casos en 2019: 21 de Thaumatotibia leucotreta o falsa polilla (provoca graves daños comerciales a los frutos) y 9 de Phyllosticta citricarpa (el hongo que causa la mancha negra de los cítricos, una plaga no presente en Europa), entre otros patógenos. “Da la impresión que Europa no se entera de que está jugando con fuego”, asegura Aguado.

Critica el dirigente agrario que “la Comisión Europea está llevando a cabo una estrategia premeditada que sacrifica sistemáticamente a la agricultura mediterránea para poder vender en esos países terceros otros productos tecnológicos o industriales, aunque dicho intercambio comercial suponga destruir un sector europeo tan estratégico del que depende la soberanía y la seguridad alimentaria, la fijación de población en el medio rural o la lucha contra el cambio climático. A diferencia de los cultivos continentales, las frutas y hortalizas no tienen un mercado con unas mínimas condiciones de reciprocidad y reciben unas ayudas PAC sencillamente testimoniales que no inciden sobre la renta de los productores”.

Los precios de cítricos sudafricanos cuadriplican el precio Valenciano

Las mandarinas clemenvilla y los pomelos de Sudáfrica se venden a precios que rondan los 4 euros el kilo y los frutales inundan los lineales en plena campaña

AVA-ASAJA considera un despropósito que los cítricos sudafricanos cuadrupliquen el precio al que se vendieron los valencianos esta campaña 

Valencia, 23 de julio de 2019. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ha observado que estos días los cítricos de Sudáfrica comienzan a llegar a los lineales a precios elevados que cuadriplican en algunos casos el precio al que se vendieron los cítricos valencianos la pasada campaña. Concretamente, mandarinas de la variedad clemenvilla se venden por encima de los 4 euros el kilo y los pomelos rojos y blancos muy por encima de los tres euros el kilo. Además, también inundan los lineales, salvo un error en etiquetado, nectarinas y ciruela roja de Sudáfrica en plena campaña de la fruta de verano, en la que los agricultores están percibiendo precios ruinosos.

El presidente de esta organización señala que es un “auténtico despropósito” que, “después de una campaña ruinosa para los productores valencianos en la que muchos de ellos se han visto obligados a abandonar su explotación, se haya cuadruplicado el precio que pagan los consumidores por estos productos cuando provienen de Sudáfrica y tienen condiciones socio-laborales  peores que los que se producen en la Comunitat Valenciana. Esta circunstancia demuestra claramente la debilidad de la cadena alimentaria española y europea y que quien marca el precio no es el consumidor, sino la gran distribución que usa y abusa de los agricultores valencianos”.

Por lo que respecta a la campaña de frutales, como ya alertó esta organización al inicio de la campaña, los productores están vendiendo su cosecha a precios ridículos, a pesar de que la fruta presenta este año una calidad excelente porque ha contado con las horas de frío necesarias para su correcto desarrollo, por lo que la entrada de nectarinas y ciruela roja de Sudáfrica en los lineales hundirá aún más si cabe a los productores valencianos.

Además, la organización advierte del riesgo fitosanitario que implica la entrada masiva de fruta de Sudáfrica y de la necesidad de que se lleven a cabo controles exhaustivos de estos productos debido a la presencia de plagas y enfermedades como la mancha negra que todavía no están en Europa y que podrían causar grandes estragos en nuestros cítricos si entraran como ya ocurrió hace nueve años con el cotonet de Sudáfrica. La mancha negra es un hongo, muy presente en Sudáfrica, que causa graves alteraciones en la piel de los cítricos hasta el punto de dejarlos inservibles para su comercialización.

Disparidad del precio en la cadena de valor de naranjas y mandarinas

AVA-ASAJA exige a las administraciones una comisión de investigación para esclarecer la disparidad de márgenes comerciales a lo largo de la cadena de valor de naranjas y mandarinas

Los precios medios de los cítricos caen un 23% en el campo mientras los consumidores pagan un 8% más

Valencia, 7 de abril de 2019. La denuncia de que todos ganan menos el agricultor ha quedado corroborada de manera irrefutable durante la actual campaña citrícola con los datos oficiales en la mano. Así, un informe elaborado por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), a partir de los resultados publicados en el Observatorio de Precios de los Alimentos del Ministerio de Agricultura, revela que, por término medio, los precios en origen de las naranjas y las clementinas de septiembre a diciembre descendieron un 20 y un 23% respectivamente en comparación con el mismo periodo del curso anterior, mientras que, por el contrario y sorprendentemente, las cotizaciones alcanzadas en destino, es decir, las abonadas por el consumidor, se incrementaron un 6 y un 8% respectivamente.

En uno de los ejercicios más desastrosos de la historia de la citricultura, los productores que han podido vender su cosecha han pasado de percibir de un ejercicio a otro, siempre según las estimaciones del Ministerio, de 0,23 a 0,18 euros por kilo (€/kg) de naranja y de 0,31 a 0,24 €/kg de clementina, una caída que en ambos casos sitúa en esta temporada los precios por debajo de los costes de producción. Esos mismos frutos se han vendido en los mercados mayoristas a 0,84 €/kg la naranja (un 6% menos que hace un año) y a 0,88 €/kg la clementina (un 5% menos). Sin embargo, la tendencia bajista cambia radicalmente de rumbo cuando los cítricos se ponen a la venta al público: las cotizaciones en destino no solo no han reflejado esa devaluación sino que incluso han subido en el último año de 1,70 a 1,80 €/kg en naranjas y de 2,21 a 2,38 €/kg en clementinas. Esta paradójica evolución de los precios a lo largo de la cadena de valor se traduce en un incremento del 1.000% en el caso de la naranja y del 991% en clementina entre el precio que percibe el productor y el que paga después el consumidor en la tienda.

Respecto a las cotizaciones que maneja el Ministerio, AVA-ASAJA considera que no se ajustan a la realidad citrícola y resultan bastante más elevadas que los precios obtenidos a pie de campo. Tanto es así que, según la Mesa de Precios de Cítricos del Consulado de la Lonja de Valencia –institución que reúne a productores y comercializadores para fijar las cotizaciones semanales de referencia– durante el periodo de máxima comercialización los precios medios de la naranja navelina bajaron a 0,15 €/kg y los de la clemenules a 0,18 €/kg. De todos modos, los datos oficiales sí sirven para reflejar con precisión los desniveles y asimetrías que se producen a lo largo de la cadena alimentaria.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, denuncia “la indignante situación que atraviesa la citricultura y la agricultura valenciana en general, con miles de productores hundidos en la miseria mientras el resto de los eslabones de la cadena obtienen sus márgenes comerciales. Esto demuestra la completa indefensión que sufren los agricultores, y en este caso también los consumidores. En esta partida algunos están jugando con las cartas marcadas. Resulta urgente que, por un lado, el Gobierno central mejore la dudosa eficacia de la Ley de la Cadena para evitar este tipo de abusos, y que, por su parte, la Unión Europea no siga mareando la perdiz y desarrolle y apruebe de una vez por todas una normativa ambiciosa sobre este tema a nivel comunitario”. 

Ante esta situación especialmente sangrante que atañe a los cítricos, AVA-ASAJA exige a las administraciones que pongan en marcha una comisión de investigación para esclarecer la disparidad de márgenes comerciales que existen a lo largo de la cadena de valor de naranjas y mandarinas, desde el campo hasta el lineal de los supermercados.

El estudio de AVA-ASAJA también refleja que este problema, lejos de ser puntual, viene agravándose en la última década. Los precios medios que reciben los citricultores han experimentado una disminución del 8% en naranjas y del 17% en clementinas durante el periodo 2009-2018, mientras que los consumidores han visto como los precios que pagan han aumentado hasta un 22% en naranjas y un 25% en clementinas. “La crisis citrícola se ceba con los agricultores –afirma Aguado– y lo que debe entender la sociedad es que hay que garantizar la rentabilidad al productor de la fruta, porque sin él, todos acabaremos perdiendo un sector fundamental de la economía, un aliado del paisaje y un emblema de nuestra identidad”.